LA GOTA DE ORO, POR MICHEL TOURNIER
"- Si Idriss tiene que irse, se irá- concluyó la madre con fatalismo.
- Desde luego, pero no forzosamente bajo el mal de ojo - concedió Kuka, impregnando el pelo de la madre con unj espeso ungüento, compuesto de jena, clavo, rosas secas y arrayanes, lo que otorgaba al peinado una halagüeña espesura.
Acababa de pronunciar la palabra que no dejaba de obsesionar a la madre desde que se enteró del episodio del Land Rover. Siempre resultaba ser una buena solución la de pasar inadvertido tolo lo que sea posible para no verse afectado por el mal de ojo. Atraer demasiado las miradas, sea por la presentación, la gallardía o la apostura, es simpre tentar al diablo. Las madres de Tabelbala descuidan adrede a sus niños, los conservan siempre con cierto grado de suciedad para que no susciten excesiva admiración a una edad partiuclarmente vulnerable. El hombre que exhibe con arrogancia el flamante cuchillo que acaba de comprar arriesga cortarse en cuanto lo use. Tanto la nodriza que alardea de su pecho exhuberante, como la cabra de su ostensible fecundidad, o la palmera de su opulenta floración, se exponen al mal de ojo cuyo maleficio agota, esteriliza y reseca. Toda imagen ventajosa acarrea graves amenazas.¡Qué puede pensarse entonces si el ojo además es fotográfico, y de la imprudencia de quién se entrega complaciente a él!"
(Pàginas 31,32)
Bibliografía:
TOURNIER, Michel: La gota de oro. Madrid: Editorial Taurus, Altea, Alfaguara S.A, 1988 (Título original: La goutte d' or. Éditions Gallimard, 1985)
Webgrafia:
https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEizfjXqMey5-v9Ylgm4JURc35fAtOW1GjNoeo2JUXgbKOyqyNwNtypqwQ0yyN0pODuJRtlj_QgJ9xlvPgUxWd5x27_DFgnhyphenhyphenDQYheVNofyPxfXK7p1YHTCUxsxcWIffTDuORe4HwdtYzAA/s1600/La+gota+de+oro.jpg
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